Hoy, 10 de diciembre de 2023, conmemoramos el septuagésimo quinto aniversario de un hito crucial en la historia de la humanidad: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este documento, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, sentó las bases para garantizar la dignidad, la libertad y la igualdad de todas las personas en el mundo. No obstante, mientras celebramos este logro, es esencial reflexionar sobre la situación actual de los derechos humanos en diversas regiones, incluyendo la República Dominicana, una nación que, con su rica historia y diversidad cultural, no está exenta de los desafíos que enfrenta la protección de los derechos humanos. A lo largo de las décadas, el país ha experimentado avances significativos, pero persisten preocupaciones que merecen nuestra atención y acción continua.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos nos recuerda que cada individuo tiene derechos inherentes que deben ser respetados, y es nuestra responsabilidad colectiva trabajar hacia un mundo donde estos derechos sean una realidad para todos, recordando que cada derecho tarea consigo deberes que le hacen efectivo en su cumplimiento.
Un tema central que reclama nuestra atención es la igualdad y la no discriminación. Aunque nuestra Constitución prohíbe explícitamente la discriminación por razones de raza, género y origen, informes sugieren que persisten desafíos notables, especialmente en relación con las comunidades de ascendencia haitiana. Este fenómeno subraya la necesidad apremiante de garantizar que todos los ciudadanos gocen no solo de igualdad de derechos en papel, sino también de oportunidades concretas que les permitan ejercer plenamente su ciudadanía, alineándose así con los principios esenciales establecidos en la Declaración Universal.
Otro aspecto crítico es el acceso a la justicia en la República Dominicana. A pesar de los esfuerzos continuos para fortalecer el sistema judicial, persisten obstáculos que restringen un acceso equitativo a la justicia para todos los ciudadanos. La lucha contra la impunidad y la corrupción se erige como pilar fundamental para la construcción de una sociedad justa y respetuosa de los derechos fundamentales. En este sentido, es esencial fortalecer las instituciones y mecanismos que garanticen un sistema judicial transparente y accesible para todos, promoviendo así la confianza en la administración de justicia.
El derecho a la educación, un componente vital para el desarrollo sostenible de cualquier sociedad también ocupa un lugar central en esta reflexión. A pesar de los avances logrados en la expansión del acceso a la educación persisten desafíos considerables en términos de calidad y equidad. Es imperativo, por lo tanto, intensificar los esfuerzos para garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos los ciudadanos. Esto no solo implica la mejora de infraestructuras educativas, sino también la implementación de políticas que aborden las disparidades socioeconómicas y culturales que pueden afectar el acceso equitativo a una educación de calidad.
En este aniversario, instamos a las autoridades de este terruño ubicado en el mismo trayecto del sol, como diría el poeta de la Patria, a redoblar sus esfuerzos para abordar estos desafíos y garantizar que los derechos humanos de todos sus ciudadanos sean respetados y protegidos; pero no un esfuerzo unilateral o desarticulado, sino un ejercicio de ciudadanía que asegure la colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional, lo cual es esencial para lograr avances significativos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos nos recuerda que cada individuo tiene derechos inherentes que deben ser respetados, y es nuestra responsabilidad colectiva trabajar hacia un mundo donde estos derechos sean una realidad para todos, recordando que cada derecho tarea consigo deberes que le hacen efectivo en su cumplimiento, y esto es un asunto de todos.